Adriana Tafoya |
Animales seniles
XVIII
En una silla
sobre la calle
está secándose al sol
un viejo
igual que las tortillas
en su nicho de
costales
se le calientan las palabras
—Amor te miro
en el cuadro con pinturas
la cara blanda, los labios caprichosos
la blusa y los botones oxidados
rubias las uñas
Junto al río de tubo negro
sentada en la fertilizada tierra
se acomoda la niña en sus arrugas
bordando el retorno de su infancia
en las carpetas
•Me duelen los labios
al decir que la vejez
se ha instalado
en mis delgados
huesos de
pájaro
Tengo que aprender
a ser con ella
una piel gastada en sus perfumes
a ofrecer mis flores como manos secas
El viejo añora, cavila
—Saber cuántos pliegues tienes.
Paladear, sabor dulce, tus dedos.
Me he pensado dentro de tu almeja.
Y he sentido, en el fondo del agua,
que no siento.
Y la niña ya no espera
•Manoseo pantalones
busco el pene que perdí
y no lo encuentro
busco en el ziper de un ebrio
en el fondo de una callejuela
y no lo encuentro
Grita “vieja puerca”
y me mira con un rostro
igual de corrugado
El viejo ya no se levanta
pero camina hacia la puerta
—Mi amor enraíza lianas
que con tinte violáceo
se entretejen en tus piernas
La niña salta sin que la atrapen los vagones
•No es que esté vieja
es que no me sienta la bolsa a cuadros
del mercado
Él sabe de la orina y de sus faldas
—Dime de ti, de tu casa
de las uñas amarillentas en los frascos
los dientes de numerosas mudas
en cajitas de porcelana
de los mechones en trenza
del cabello que aún cortado
crece oculto
en el baúl pequeño
que está junto a la cama
La vieja niña
tiene las lágrimas
endurecidas
•Soy infértil
la cadera estrecha
tan lejos de mí, están los hijos
que aún atole son
en el escroto de su padre
El viejo tiene la edad
en la que se ha convertido en cuerpo pasado
—Mujer, sé que tienes miedo
pues eres rosa
que te abres y ya no sangras
Ya no escucha, ya no piensa
•Extraño mi cabello de listones negros
bajar los ojos
para que me vean
pero todos huelen que desprendo
un olor a mariposas destrozadas
La sabe y no la cuida
—Dime, ¿cómo voy a caminar por las calles,
si mis plantas se lastiman?
Ella, no lo sabe
•Soy la muñeca en trozos
de una niña
que se descuartiza
—No te desesperes
aún las cosas se convierten
en flores para serte obsequiadas
La pulpa de un ojo le observa
•Erecta su cuchillo la muerte
y no tengo donde esconderme
El viejo
cierra la válvula de oxígeno
y se traga los dientes
La niña vieja
corre a la calle
que se hace estrecha
El tiempo se muere
corre a la calle
pero no hay puerta
La niña se hunde en la pared