lunes, 26 de septiembre de 2011

Carmen Gamiño

Carmen Gamiño


Le ahorro el camino a quien pretenda alimentarse de mí. En realidad es cosa fácil. Unos cuantos poemas con un mínimo de originalidad literaria bañados con un poco de ternura, es suficiente. Llámenme niña hermosaniña mariposa del diluvioniña generadora de vida y pájaros de fuego. Así, yo misma colocaré mi corazón sobre la mesa para ser consumido, desde la calma, en pequeños trozos partidos con tenedor y cuchillo o a simples dentelladas cual se devora una fruta. Duele al principio, pero poco a poco se va regenerando un corazón a prueba de instrumentos punzantes, pero sobre todo, a prueba de palabras. Aprovéchese ahora quien pueda: su voracidad será mi salvación.