Ibrahim Dominguez Corona |
8.
Como apesta el grito del musgo en ceniza
hedor que ennegrece las canciones de mañana
traigo todavía, tu aliento de ciruela roja
como perdura el olor del bosque en llamas.
No se moja la tierra en esta isla mía
no crecen flores en la maceta de recuerdos.
Niña, bola de fuego
bola de orugas.
Que ganas de retornarte a la tierra, ciruela
de bajar a pedradas el vuelo de tus ojos.
Solo la cordura es capaz de soterrar al fuego
solo la locura es capaz de avivarlo.
solo por nada, germina, echa raíz,
solo, solo.
Mira al árbol, que es hijo tuyo,
arráncale las frutas
inhálale las hojas.
¿A que te recuerda el aroma de la muerte?