José P. Serrato |
Brote
Hoy cuando brotaba la mañana,
me encontré un cadáver de perro
con la piel del hocico vuelta nuca,
miré su mandíbula, sus dientes gastados aunque vivos
y me fui pensando en mi perra,
también en mis dientes que mordieron sus pechos
y los hicieron brotar como mañanas.
En cada pecho hay un perro muerto,
pero también un pedazo del día,
que brota al cielo como un jacinto.
En cada mandíbula hay, es justo,
un pecho que nace.
Por cada muerte hay un brote,
por cada perro un espejo.