voy bajando del cerro llena en humo la cara
repletos de lluvia los bolsillos, mojados los zapatos de sol y viejo
los pájaros labrando camino en la maleza y piedras rotas cantando en el silencio
veo a lo lejos el pueblo y ya me urge llegar, para mojar los prados donde las aves juegan
llenar de sol los quicios antes de que a barrer rocío salgan, de buen humor las viejas
antes de que los niños corran, a escribir su futuro con lápiz sucio y grueso
y ver pasar a todos navegando el cotidiano encuentro
llegar al pueblo envuelto en el recuerdo donde me espera, desde siempre
un trozo pequeño de la tierra en el que, finalmente acostado, pueda soñar el cielo
escuchando las voces de los autos y el continuo rondar de los viajeros
cuantos cerros bajados, cuantas cuestas floridas, cuantos sitios andados
cuanto sol, cuanto viento para llenar de dulce paz un cuerpo
a rocío
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alegres y con paso ligero
se acercan para cumplir el ritual del domingo
llenos de fe y con una esperanza,
al entrar al recinto lo hacen con devoción
convencidos de lograr lo mas alto
solo yo iba en contrario
estando ya muy lejos escuche sus coros
mas tarde un grito de inmenso
. . . goool
. estadio de c.u.
le acaricia con suavidad el pelo
bajando por el pecho hasta tocar al suelo
bello, inmovil, gallardo, no se inmuta
parece que va a iniciar la marcha
todo su cuerpo brilla a pesar de que el sol
se oculto hace ya un rato
el otro nos ignora, sin dejar de observar
los balcones de enfrente
su cuerpo también brilla y gruesas gotas
van surcando la espalda, el vientre, el pelo
desde un portón, disfruto sin mojarme
el tremendo aguacero que inunda totalmente
la plaza de Tolsá, donde ellos van enmedio
escultura del caballito