viernes, 23 de septiembre de 2011

Roberto Lizárraga Jiménez


Cástor y Pólux

Cielo sin luz y oscuridad
                  sin Cástor y Pólux.

Se han apagado los perros para miar
faroles y anuncios de neón.

La gente de las nubes mira al suelo
estrellado de la ciudad.

Arterias de concreto, arterias de vinil
poliuretano y colon cuproso.

Cemento aspirante al respirador de
Babel y su obra negra. Bailando su
perenne presencia por su cercanía más
cercana al suelo que al cielo.

Veo por el agujero y la mira widescreen
por armazones invisibles y pupilas
dilatadas con belladona de última
generación.

Vendedores de chicles y vendedoras de
pepitas. Memorias parásitas de lenguaje
binario. Lluvia pesada de las estrellas sin
estrellas y sin cielo donde caminamos
con pies manos y dedos.

Personas binarias cero uno uno cero
que lloran por la vergüenza de llorar y
por email adjuntan sus dolores al D.F. a
Tokyo y a la Luna.

A la urbe orbital que nadie ha construido
en Tierra, en la que nadie ha bebido
del bacanal radial de ocho minutos
de distancia y de la que nadie recibe
mensajes.