Lejos
¿Dónde estás? Me pregunto.
Luego cierro los ojos para encontrarte en aquellas ciudades que has cruzado y
aquellas a donde llegarás.
Tus huellas se posan tibias en las baldosas, mientras retratas una alborada que
la bruma abraza y un temblor de cielo que despabila los balcones, las plazas, las
estatuas.
Sé bien que viajas entre los claros de luna que hacen el amor a los amantes, en los
cantos que seducen a los navegantes, en los espíritus que vierten caricias.
La aurora comienza a insinuarse.
El primer resplandor dura apenas unos instantes, pero se queda cada día en la
eternidad.
Yo sigo aquí.
¿Dónde estás? Te pregunto entonces.
El cansancio me vence y un sueño semejante a tu voz responde:
"Lejos."